Que en Galicia llueve mucho, eso lo sabe todo el mundo, y aunque el verano da una tregua, lo cierto es que durante el resto del año, las borrascas atraviesan la comunidad sin ningún tipo de clemencia. Hay que decir que las gallegas y gallegos hemos notado un ligero descenso en las precipitaciones y en ocasiones, largas temporadas de sequía, amenazan con pequeños cortes de agua ocasionales. Pero finalmente esto no ocurre, porque antes o después en Galicia caerá un chaparrón monumental, los ríos crecen, los embalses se recuperan y todo vuelve a la normalidad, o casi. No podemos negar los efectos del cambio climático, que también se sienten en una comunidad esencialmente lluviosa, pero que en los últimos tiempos, ya no lo es tanto. Una situación preocupante, sin duda alguna.
Galicia es una de las comunidades más lluviosas de España, y su cielo, siempre gris, ya ha pasado a ser un icono de un pueblo, con un tiempo tan especial, como su cultura. Siempre húmeda, la comunidad acoge una gran variedad de especies distintas, tanto en la costa como en el interior, donde las precipitaciones son mucho más escasas. Las zonas más lluviosas de Galicia serían
las Rías Baixas, Costa da Morte y Santiago de Compostela, donde llegan a caer hasta 2.500 l/m² de agua cada año. En Europa, los países más lluviosos son Irlanda, Escocia, Inglaterra y Noruega. Fuera de la UE, estarían en la lista de los países más lluviosos, Seattle, Vancouver., Congo o el noroeste de la India.
Problemas en pozos y saneamientos debido a las lluvias torrenciales
El pasado año, fue especialmente lluvioso en Galicia y el agua calló con gran intensidad provocando inundaciones más o menos importantes en los distintos puntos de la comunidad. Los graves daños ocasionados por el agua, dejaron ver la necesidad de arreglar las redes de saneamiento gallegas.
Por ejemplo, el portavoz de,IC Boiro, Manuel Velo, denunció denunció en su momento la grave situación que atraviesa la red de saneamiento municipal, que permaneció colapsada durante meses. Como consecuencia, la ría es víctima de vertidos que pueden poner en peligro la fauna marina de la zona. Según el concejal, el gobierno local no hace lo suficiente para poner fin a esta situación, se gasta dinero inútilmente pero no se arregla nada. Todo sigue igual. Por su parte el alcalde, Juan José Dieste, echa la culpa de los problemas en la actual red de saneamiento porque las canalizaciones son viejas y han sido fabricadas a partir de fibrocemento. Manuel Velo niega rotundamente las palabras de Dieste, afirmando que las canalizaciones solo tienen 24 años y que además, son de hormigón armado.
El fibrocemento se ha utilizado mucho, pero en la actualidad su uso está prohibido. En su lugar, se usa el hormigón armado para las conducciones, ya que se fabrican a medida y son más económicas, aseguran en Eiros, prefabricados de hormigón, una empresa especializada en la fabricación y distribución de prefabricados de hormigón para edificación, obra pública y urbanismo, y dirigida por D. Carlos Eiros Cachafeiro, pionero en la comunidad. En la actualidad, son un referente en Galicia y cuenta con dos fábricas con más de 120.000 M2 de superficie, siete plantas productoras y una división de transporte propia destinada a la distribución de nuestros productos.
Oleiros, también en la provincia de A Coruña, es el municipio con más problemas de saneamiento de los cuatro que limitan con la ría, contabilizando cientos de incidencias durante la elaboración del plan de saneamiento local de la ría, según los información facilitada por Augas de Galicia. Y Sada tiene serios problemas graves en varios de sus pozos de bombeo de aguas residuales.
Vemos, pues, que la costa, principalmente, es la que más sufre las consecuencias de la falta de una infraestructura adecuada que garantice el correcto funcionamiento de las redes de saneamiento y los pozos de bombeo de aguas residuales.
El nuevo reto, ahora, es conseguir un hormigón ecológico, ya que es el material más utilizado en todo el mundo, debido a que es un material muy duradero. El reciclado del hormigón no evitaría las emisiones de CO2, pero sí reducir los vertidos, recuperando los materiales útiles, reduciendo el impacto medioambiental y el coste del transporte.