Desde épocas remotas, las civilizaciones antiguas utilizaban los baños con aguas termales para curar enfermedades y también como un sitio de socialización. Los hallazgos más antiguos de esta práctica datan de 2000 años a. C. en la India, también en Italia y Grecia.
Cualquier país puede tener aguas termales en su territorio. Algunas de las fuentes de aguas termales más importantes del mundo se ubican en Puerto Rico, Honduras, Estados Unidos, Panamá, Chile, Perú, Bolivia, Colombia, Japón, Islandia, México (la nación que más ofrece, casi 20 diferentes), Nueva Zelanda, Venezuela, Uruguay, Argentina y España.
El agua termal proviene del interior de la tierra, lo que le aporta un alto contenido mineral y un incremento de la temperatura. El ser un agua profunda la hace extremadamente pura de bacterias y otros contaminantes. De hecho, la Organización Mundial de la Salud reconoce desde 1986 como terapias médicas el uso de aguas termales
Características
Las aguas termales provienen de las capas subterráneas de la tierra. Están a mayor temperatura que la superficie, y son ricas en varios componentes minerales. Se utilizan en tratamientos terapéuticos, sobre todo en forma de baños, pero también irrigaciones, inhalaciones y calefacción.
Existen dos tipos de aguas termales de acuerdo a su origen geológico, las magmáticas y las telúricas. El tipo de terreno del que aparecen es una de las principales diferencias entre ambas las aguas magmáticas nacen de filones metálicos o eruptivos, mientras que las telúricas pueden aparecer en cualquier lugar. De ahí que cada una tenga un tipo de características particulares. Se diferencian en temperatura y mineralización, mientras que los elementos más comúnmente encontrados en las aguas magmáticas son arsénico, boro, bromo, cobre, fósforo y nitrógeno, las aguas telúricas tienen por lo general bicarbonatos, cloruros, sales de cal y otros.
Según la concentración de minerales tienen uno u otros usos:
- Aguas ferruginosas: con alto contenido en hierro, lo que son ideales para carencias de hierro, problemas dérmicos y dietas para adelgazar, ya que son tonificantes.
- Aguas cloradas: son ideales a nivel digestivo, regulan la secreción sebácea de la piel y es calmante en irritaciones e infecciones cutáneas.
- Aguas sulfuradas o sulfurosas: con alto contenido en azufre, se trata de un agua ácida y es recomendada en tratamientos dérmicos como la psoriasis, infecciones u otras dermatitis.
- Aguas carbonatadas: con contenido en CO2, bicarbonato de sodio, calcio, cloro o azufre son idóneas para problemas gástricos como la acidez.
- Aguas con flúor: son antisépticas.
- Aguas con cobre: ayudan a la síntesis de colágeno, queratina y tienen una importante acción antiinflamatoria.
- Aguas con zinc: es una de las aguas termales con mejor acción regenerante para la piel con problemas exceso de sebo y caspa.
- Aguas con calcio y magnesio: regenerantes y protectores naturales de la piel.
Beneficios
El baño en estas aguas incrementa la temperatura del cuerpo, acabando con los gérmenes, entre ellos virus, a la vez que incrementa la presión hidrostática del cuerpo, por lo que aumenta la circulación sanguínea y la oxigenación. Este incremento en la temperatura contribuye a disolver y eliminar las toxinas del cuerpo.
Al incrementar la oxigenación, el baño en aguas termales mejora la alimentación de los tejidos del cuerpo en general, motivo por el cual incrementa el metabolismo, estimulando al mismo tiempo las secreciones del tracto digestivo y del hígado, contribuyendo así en la digestión.
También existe una mejora y estímulo del sistema inmune, relajación mental, producción de endorfinas y regulación de las funciones glandulares. Muchos de estos beneficios se deben al consumo del cuerpo de minerales como dióxido de carbono, azufre, calcio y magnesio. Hay enfermedades de la piel que pueden tener una notable mejoría por baños en aguas termales, en especial si estas contienen azufre, como hemos comentado con anterioridad.
Disfrute
El agua como cura es un elemento recurrente en la historia. Los hallazgos más antiguos datan de 2000 años a. C. en la India, Italia y Grecia. La hidroterapia y sus beneficios para la salud son indiscutibles, pero el disfrute y las sensaciones que nos han acompañan en el agua, también nos benefician.
España es un lugar en el que podemos encontrar impresionantes piscinas naturales en las que poder relajarnos, divertirnos e incluso ejercitarnos haciendo uso de lo que la naturaleza nos regala. No nos hace falta estar cerca de la playa para poder disfrutar de esta combinación de agua y naturaleza.
Según un famoso portal web que cuenta con las opiniones de sus usuarios, las mejores piscinas de nuestro país son:
- Garganta de los Infiernos, Cáceres, Extremadura.
- Termas de Ourense, Galicia.
- Los Charcones, Lanzarote, Canarias.
- Piscinas naturales de Rascafría, Madrid.
- La Font Calda, Tarragona, Cataluña.
- El Caletón, Tenerife.
- Gulpiyuri, Asturias.
- Fuentes del Algar, Alicante, Comunidad Valenciana.
- Las Chorreras, Cuenca, Castilla-La Mancha.
- Arenas de San Pedro, Ávila, Castilla y León.
Seguro que alguna encontramos cerca de casa y, si no, es la excusa perfecta para viajar en vacaciones.
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Sea como sea, hay muchas opciones para los que quieren vivir como pez en el agua.