En los últimos años, se ha observado una transformación significativa en la manera en que las pequeñas y medianas empresas (pymes) organizan sus espacios de trabajo. Un número creciente de estas compañías está optando por establecer sus sedes en espacios de coworking, una tendencia que responde a una combinación de factores económicos, sociales y tecnológicos que están redefiniendo el panorama empresarial.
Tradicionalmente, las pymes solían instalarse en oficinas propias o en alquileres comerciales más convencionales. Sin embargo, estas alternativas, aunque funcionales, conllevaban una serie de compromisos financieros y logísticos que hoy muchas empresas prefieren evitar. Los espacios de coworking ofrecen una solución más flexible, accesible y adaptada a las dinámicas actuales de trabajo. La posibilidad de contar con oficinas modernas, totalmente equipadas y con servicios incluidos, sin la necesidad de realizar grandes inversiones iniciales, se ha convertido en un atractivo difícil de ignorar para las pymes que buscan optimizar sus recursos.
Uno de los factores clave que explican esta migración hacia los espacios de trabajo compartidos es la necesidad de adaptarse con agilidad a los cambios del mercado. Las pymes, por su tamaño y estructura, necesitan ser más flexibles que las grandes corporaciones, y los coworkings les permiten escalar su espacio de trabajo de forma rápida, según crezcan o se reduzcan sus equipos. Esta flexibilidad se traduce también en contratos más cortos y menos compromisos a largo plazo, lo que brinda una mayor libertad para tomar decisiones estratégicas sin verse atadas a alquileres tradicionales de años de duración.
Además del componente económico, hay una dimensión cultural y social que ha ganado protagonismo. Los coworkings no solo son espacios físicos, sino también comunidades vivas en las que conviven profesionales de distintos sectores, emprendedores, freelancers y startups. Este entorno favorece la colaboración, el networking y la innovación, elementos que pueden resultar claves para una pyme en crecimiento. El simple hecho de compartir espacio con otros actores del ecosistema empresarial puede abrir puertas a nuevas oportunidades de negocio, alianzas estratégicas o intercambios de conocimiento valiosos.
La modernización de los espacios también juega un rol importante en esta tendencia, ya que basta con visitar el Mitre 126 Workspace para comprobar como los espacios de trabajo compartido suelen estar ubicados en zonas céntricas o estratégicas, con buenas conexiones de transporte y rodeados de servicios. Esto no solo beneficia a los empleados, que valoran trabajar en entornos agradables y bien situados, sino que también contribuye a mejorar la imagen de la empresa ante clientes, socios e inversores. Para muchas pymes, transmitir profesionalismo y dinamismo es esencial, y una sede en un coworking moderno puede convertirse en una extensión natural de su identidad de marca.
La pandemia de COVID-19 también ha tenido un impacto relevante en este fenómeno. El teletrabajo generalizado llevó a muchas empresas a replantearse sus necesidades de espacio físico. Hoy, muchas pymes optan por modelos híbridos que combinan trabajo remoto con presencia puntual en oficinas, lo que hace que un coworking se ajuste perfectamente a este nuevo esquema. La posibilidad de contar con salas de reuniones, espacios comunes o escritorios bajo demanda se alinea con una nueva cultura laboral más flexible y centrada en la productividad.
¿Cuáles son los servicios que habitualmente ofrecen los coworkings?
Los coworkings suelen ofrecer una amplia variedad de servicios diseñados para facilitar el trabajo diario, mejorar la productividad y fomentar el networking entre sus miembros. Estos servicios varían según el espacio y su nivel de especialización, pero entre los más habituales se encuentran los siguientes:
- Espacios de trabajo flexibles: escritorios compartidos (hot desks), puestos fijos (dedicated desks) y oficinas privadas adaptadas a distintos tamaños de equipos.
- Salas de reuniones: equipadas con pantallas, proyectores, pizarras y sistemas de videoconferencia para encuentros presenciales o virtuales.
- Conectividad: acceso a Internet de alta velocidad, tanto por Wi-Fi como por cable, asegurando una conexión estable y rápida.
- Zonas comunes: áreas de descanso, cocinas equipadas, cafeterías y espacios lounge pensados para socializar o desconectar durante la jornada laboral.
- Recepción y atención al cliente: personal que recibe a visitantes, gestiona correspondencia y proporciona apoyo logístico básico.
- Servicios de impresión y escaneo: acceso a impresoras, fotocopiadoras y escáneres, generalmente incluido o disponible por un coste adicional.
- Limpieza y mantenimiento: cuidado diario de las instalaciones, incluyendo limpieza, reposición de insumos y mantenimiento técnico.
- Eventos y actividades: talleres, charlas, sesiones de networking, desayunos empresariales y otras iniciativas que fortalecen la comunidad y el aprendizaje.
- Domiciliación fiscal y legal: muchos coworkings permiten registrar la empresa en su dirección, lo que facilita trámites administrativos y mejora la imagen profesional.
- Seguridad: acceso controlado con tarjetas, cámaras de videovigilancia y personal de seguridad, especialmente en espacios que abren 24/7.
- Soporte tecnológico: asistencia en temas de IT, instalación de software o configuración de equipos, según el nivel del coworking.