La escuela concertada no es un negocio.

En el sistema educativo convive la escuela pública con los colegios privados y concertados. Estos últimos son una alternativa y un complemento a la educación del Estado. Entre todos ellos cumplen la noble función de instruir y formar a nuestros hijos. No es un negocio. Al menos, tal y como entendemos los negocios.

Los padres, en ocasiones, vemos la educación de nuestros hijos como una inversión en el futuro. Si pagamos tanto dinero, es porque el día de mañana vamos a recibir más. Nuestro hijo conseguirá un puesto de trabajo estable con una buena remuneración. Más o menos, es como vemos las relaciones monetarias. Pero la educación es mucho más que eso. Tiene que ver con la formación de las personas. Con instruir mujeres y hombres libres, con criterios propios y con valores.

Los profesores de Madre de Dios Ikastetxea, un colegio concertado de Bilbao, con 75 años de antigüedad, nos hablan del papel que cumple la escuela en la comunidad. No es un elemento separado, sino integrado. Esto es algo que inculcan a los alumnos mediante programas de voluntariado. Con estas actividades infunden una serie de valores como la solidaridad y la ayuda al prójimo, que van más allá de la formación académica.

Lógicamente, cualquier proyecto independiente ha de ser rentable económicamente, si no no se puede llevar adelante, pero la rentabilidad no es su rasgo principal.

Por tanto, no podemos ver la educación como una inversión financiera. Como si nos compráramos una casa que vamos a vender el día de mañana por más dinero del que nos costó. O como si invirtiéramos en un negocio que nos va a rendir beneficios. Hay condicionantes en el futuro de nuestros hijos que se escapan a nuestro control.

Un ejemplo de ello es la situación actual de los jóvenes. Tenemos, probablemente, la generación mejor preparada de los últimos tiempos. Sin embargo, viven en una mayor inestabilidad e incertidumbre laboral y profesional de la que teníamos nosotros o nuestros padres. Esto se puede ver en datos como el 30% de paro juvenil, la migración de jóvenes al extranjero para encontrar trabajo o el hecho de que la edad media para abandonar el domicilio familiar haya subido a los 30 años.

Quizás no podamos garantizar un futuro a nuestros hijos, pero sí podemos contribuir con la educación a formarlos como personas libres y responsables.

El origen de la educación concertada.

La educación, durante la mayor parte de la historia de nuestro país, ha sido fundamentalmente privada. Recaía, en lo principal, en manos de la iglesia católica. Correspondía al compromiso de servicio que la iglesia tiene asumido, de forma natural, con la sociedad.

Un estudio publicado por la Universidad de Salamanca nos recuerda que la educación concertada nace en 1982. Surge con el objetivo de modernizar el sistema educativo y de extenderlo al conjunto de la sociedad. Aunque nos suene extraño, en 1983, un 25% de los jóvenes menores de 15 años se encontraba sin escolarizar. El abandono escolar era una realidad extendida a partir de los 12 años.

El gobierno se encuentra con que no tiene medios suficientes para asumir una enseñanza universal. Necesita integrar en el sistema educativo público a una parte de la enseñanza privada. Esto lo hará mediante la subvención pública de una parte de los colegios privados, los cuales seguirán las líneas básicas de los planes de educación del gobierno, manteniendo en todo momento su independencia organizativa. Se aprueba la L.O.D.E., Ley Orgánica del Derecho a la Enseñanza.

En ese momento, la iglesia católica es titular del 80% de los colegios, institutos y universidades privadas que había en nuestro país. Las negociaciones entre el gobierno y la iglesia no fueron sencillas. El gobierno quería imponer que las escuelas privadas concertadas no emplearan el criterio económico para admitir a los alumnos. La iglesia, por su parte, defendía su derecho a organizar sus centros educativos como estimara oportuno, sin injerencia del Estado. Sobre todo, que pudieran mantener su propia línea educativa. Al final se llegó a un pacto entre el Estado y la iglesia. Fue el origen de la educación concertada.

Desde entonces, se han pronunciado muchas voces a favor y en contra sobre este pacto, pero lo cierto es que la educación concertada ha sido una pieza clave para conseguir el sistema de enseñanza que tenemos hoy en día.

La libertad de enseñanza.

La libertad de enseñanza es un derecho constitucional. El artículo 27 de la constitución establece que todas las personas tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

Esto significa que los padres pueden decidir qué tipo de enseñanza quieren para sus hijos, en función de sus criterios, ideales y expectativas. Este es un tema controvertido. Por ejemplo, en Cataluña hay algunos padres que reclaman el derecho a que sus hijos sean educados en catalán y en castellano, mientras otros defienden a capa y espada la inmersión lingüística como una conquista para defender la lengua catalana.

Sucede también en cuanto a la educación religiosa. Mientras unos padres defienden la educación laica, otros prefieren que a sus hijos se les eduque en los valores cristianos que ellos profesan.

Con frecuencia hay una confrontación entre las dos posiciones, cuando ambas posiciones pueden convivir perfectamente. Para que esto sea posible es necesario que haya una oferta educativa variada y diversa. Con igualdad de condiciones para poder acceder a las diferentes opciones. Estamos hablando de un tema tan importante como la educación de nuestros hijos. Los padres tienen el derecho de decidir sobre ella.

La enseñanza concertada representa una alternativa positiva a la enseñanza pública, manteniendo los criterios de libre acceso. En la actualidad, la educación es una competencia transferida a las comunidades autónomas. Cada gobierno regional puede dirigir los colegios públicos que hay en su territorio. Por otro lado, cumpliendo unos mínimos académicos y unas líneas generales, los colegios concertados pueden ofrecer una línea educativa diferente. Visto en términos generales, este es un planteamiento democrático y positivo para construir una sociedad plural.

Lo que sí se demanda, tanto desde la enseñanza pública como desde la concertada, es la necesidad de establecer un Plan Nacional de Enseñanza. Un marco con objetivos y reglas que vaya más allá de la alternancia de los gobiernos. Pues lo que sucede es que cuando un gobierno de un signo político llega al poder suele cambiar las leyes educativas del gobierno anterior. Esto hace complicado desarrollar proyectos educativos con continuidad.

La educación con valores.

En una entrevista realizada por el Diario Palentino a José Antonio Rojo, delegado provincial de Palencia de las escuelas católicas, director del colegio La Salle de Palencia, profesor de lengua castellana y religión, opina que muchas familias eligen las escuelas concertadas por su calidad y por toda la carga que hay detrás de la enseñanza.

Esto implica el trato con los alumnos, la relación de cercanía con los padres y los valores de ese sistema educativo. Algo que va más allá de las propias creencias religiosas. De hecho, hay padres que no son creyentes y que piensan que en la escuela concertada pueden encontrar una mejor educación para sus hijos.

Uno de los enfoques que aborda la escuela concertada es encargarse de la educación de un niño desde que tiene 0 años hasta que acude a la universidad o se integra al mercado de trabajo. Las escuelas concertadas han apostado por prestar un servicio de guardería preescolar en el mismo centro en el que posteriormente se va e escolarizar al niño. Esta es una diferencia con la escuela pública.

El alumno desarrolla la mayor parte de su vida educativa en el mismo centro. Esto permite llevar un seguimiento continuado en la formación del estudiante, instruyéndolo con una misma línea educativa. Al mismo tiempo, es beneficioso para él, ya que no tiene que adaptarse a otro centro y a otro sistema de funcionamiento cuando pasa a estudiar la ESO.

Tal y como lo ve José Antonio Rojo, la escuela concertada es más estable a nivel de profesorado que la escuela pública, suele tener una plantilla fija. Esto permite implantar proyectos educativos con una mayor consistencia, así como introducir innovaciones que se prolongan en el tiempo y que no es tan sencillo en los colegios públicos, debido al trasiego de profesores. Ocasionado por los interinajes, sustituciones, traslados, etc.

Por último, el profesor palentino, resalta en la entrevista, que la educación concertada pone el acento en los valores. En desempeñar una formación global del alumno. Abordando los diferentes aspectos de la personalidad, no solo la adquisición de conocimientos. Esto implica tratar distintos planos de la persona, como su dimensión ética, espiritual y religiosa, tan importante de abordar desde la infancia.

Frente a una educación productivista, que se limitaría a preparar al alumno para lo que se encontrará en el mercado de trabajo, la educación concertada le ayuda a discernir entre lo que está bien y lo que está mal, aunque lógicamente, él lo irá relativizando o matizando a medida que se vaya formando como persona.

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